HISTORIA

Las Consagradas del Santísimo Salvador nacen de un fuerte impulso evangelizador estimulado por el Padre Pablo Straub.

Fuerte impulso evangelizador

Nuestro Instituto nació de un fuerte impulso evangelizador de matrimonios y jóvenes estimulado por el Padre Pablo Straub, misionero redentorista, en la isla de Puerto Rico durante la década de los 70s. Este fuerte impulso se formalizó en el desarrollo de Comunidades de Evangelización Familiar, compuestas de comunidades de matrimonios y comunidades de jóvenes que evangelizaban junto con el Padre Pablo a través de Días de Evangelización que se llamaban Nuevos Amaneceres.

En 1982, unas jovencitas de la primera Comunidad Evangelizadora de jóvenes, Las Lancheras, expresaron al Padre Pablo su deseo de iniciar una nueva congregación de misioneras consagradas a Dios, en que se llevaba a cabo la evangelización de la misma forma que en las Comunidades Evangelizadores. Después de varios años de discernimiento y al recibir el permiso de sus superiores, el Padre Pablo se entregó totalmente a la fundación de esta nueva obra de Dios.

Una comunidad naciente

La comunidad naciente recibió aprobación episcopal el 27 de junio de 1984, cuando las primeras cuatro jóvenes fueron recibidas en el poblado de Cuetzala del Progreso de la Diócesis de Chilapa, Guerrero, México, como una sociedad de vida apostólica con miras a ser un instituto religioso.

Evangelizaron con esmero en las montañas de Guerrero entre los pobres y más abandonados hasta que la Divina Providencia las llevó a la costa de Jalisco, en Tomatlán, de la Diócesis de Autlán. Fueron acogidas por Monseñor José Maclovio Vázquez, quien al aprobar sus Constituciones y Estatutos las constituyó el Instituto de las Consagradas del Santísimo Salvador de Derecho Diocesano en el año 1989.

Mientras iban creciendo en número, el Padre Pablo les fue transmitiendo su carisma alfonsiano caracterizado por un gran amor a la Eucaristía y a la Virgen Santísima, una vida común muy familiar, y la predicación de conversión a los más pobres y abandonados.

Nace una comunidad de varones

En 1990 empezó a formarse una comunidad de varones alrededor del Padre Pablo. Con el permiso dado viva voce por el encargado episcopal de Autlán, él inició la fundación de un segundo instituto, Los Consagrados del Santísimo Salvador, quienes serían sacerdotes contemplativos-misioneros con la misma espiritualidad que la rama femenina. En 1994, tras misionar con mucho éxito en el barrio San Isidro de la Arquidiócesis de Acapulco, el arzobispo Monseñor Rafael Bello Ruíz invitó a ambas comunidades a establecerse en su arquidiócesis. Era la segunda fundación de las Consagradas, ya que se quedaron Hermanas viviendo y evangelizando en Tomatlán. Los Hermanos Consagrados se fueron todos a Acapulco y con el tiempo fueron constituidos por Monseñor Bello como una Asociación Pública de Fieles con Propias Constituciones y Estatutos.

Se construye un nuevo convento

Las Hermanas vivieron unos años en Casa Santa Teresita, una casa prestada en el barrio de San Isidro. Mientras tanto, se había iniciado la construcción de un convento grande y bello sobre un cerro nunca habitado arriba del pueblo que fue donado a la comunidad. En 1998, se realizó un traslado canónico de la sede del Instituto de la Diócesis de Autlán a la Arquidiócesis de Acapulco y todas las Hermanas se fueron a vivir allí. Ambos institutos seguían creciendo en número y sus misiones y retiros se extendieron a muchas partes necesitadas de México, notablemente Cancún, Tabasco, Vera Cruz, y Chiapas, y también a otros países, particularmente Guatemala y Nicaragua. De las misiones surgían las nuevas vocaciones y pronto había tantas guatemaltecas como mexicanas, varias nicaragüenses y una norteamericana.

 

La comunidad se multiplica

En 2007, vivían más de 60 Hermanas, incluyendo novicias y postulantes, en la Casa Madre denominada por el Padre Pablo Monte Perpetuo Socorro. Ya había llegado el momento de dispersarse las Hermanas y llevar su carisma a otras tierras. En 2009, se fundó la primera comunidad en Guatemala, en el poblado de Santa Rita, ubicada en las altas montañas de Quetzaltenango. Un año después se fueron un grupo de Hermanas hasta Nicaragua para fundarse y misionar entre los más pobres de la Diócesis de León. Siguió la fundación en los Estados Unidos donde fueron invitadas a vivir y trabajar en la ciudad pequeña de Worthington, Minnesota de la Diócesis de Winona. También en esos años empezaron a estudiar Filosofía y Teología varias Hermanas en la Universidad Pontifica de México, en la Ciudad de México.

Muere nuestro querido fundador

El 21 de octubre de 2013, el Padre Pablo, querido fundador y verdadero padre espiritual de la comunidad, fue llamado a los brazos del Padre en Cancún donde se había ido a predicar en el anual Congreso Mariano. Su cuerpo fue trasladado al cementerio de Monte San Alfonso en Acapulco donde fue enterrado después de una Misa de cuerpo presente celebrada por Monseñor Carlos Gárfias Merlos, el entonces arzobispo de Acapulco.

 

Siguen los frutos

En 2019, la Divina Providencia llevó a las Hermanas hasta Argentina a fundar una nueva comunidad y atender a los más pobres de la Diócesis de Merlo-Moreno. Un año después se establecieron en la entonces Prelatura de Cancún-Chetumal para evangelizar entre la clase trabajadora del barrio Puerta Aventura.  Por gracia de Dios, varias Hermanas han logrado graduarse de la Universidad Pontificia con los estudios sacerdotales de Filosofía y Teología.

En julio de 2021, la comunidad celebró su Primer Capítulo General en Monte Perpetuo Socorro en Acapulco. Confiando en la Divina Providencia, la comunidad continúa creciendo y buscando ser fiel al carisma dejado por el Padre Pablo Straub de amar a Jesucristo con todo el corazón y darlo a conocer a los más abandonados.