VIDA MISIONERA

“El Espíritu Santo está sobre mí porque Él me consagró. Me envió a traer la Buena Nueva a los pobres y anunciar a los cautivos su libertad.” Lc 4:18

Siendo la misión nuestra que la Sangre del Salvador, derramada en el Calvario, fructifique entre los hombres, la Consagrada se consagra a predicar explícitamente el Evangelio, siempre con una preferencia para los pobres y más abandonados. El lema de nuestro instituto es incluso: EVANGELIZARE PAUPERIBUS MISIT ME, es decir, “a evangelizar a los pobres me ha enviado”. Esta encomienda la hemos de llevar a cabo con alegría y por amor a Jesucristo y por amor a las tantas personas que yacen en la esclavitud del pecado o de la ignorancia de Dios. Jesucristo es el único Salvador y Su Evangelio es el único camino a la verdadera vida. Convencidas de esta verdad en la contemplación, salimos para proclamarlo al mundo entero.

“Contemplata Aliis Tradere”

Este lema de Santo Tomás de Aquino la tomamos como nuestra ya que quiere decir “lo contemplado, darlo a los demás.” Al tenor de su precisa vocación, no hemos de ser ni una activistas disipadas que negligimos la oración ni místicas egocéntricas que excluyen el mundo; nuestra vida de contemplación ha de desembocar en evangelización, y nuestra evangelización, para no quedar estéril, ha de brotar de nuestra contemplación. Por eso cuando salimos de misión, hemos de llevar nuestra vida de contemplación, haciendo los ajustes necesarios que exige el encargo apostólico de gastarnos y rendirnos regalando a los demás la verdad y el amor que Dios nos va regalando a nosotras.

De Dos en Dos

Nuestro carisma implica salir al menos de dos en dos de misión para que la Consagrada tenga con quien vivir el Nuevo Mandamiento: “que os améis los unos a los otros como Yo os he amado” (Jn 13:34).  La vida de las Consagradas es vida comunitaria, y no solo por conveniencia, sino por su misma naturaleza. Pues aquella caridad que vivamos en la vida conventual con nuestras hermanas es la misma que vamos a reflejar en la misión con aquellos a quienes evangelicemos. Nuestro fundador nos dice que “el fervor de las Consagradas y su alegría en el amor será siempre la mejor campaña vocacional”. Las Consagradas han de ser espectáculo de amorosa unidad ante el mundo, los ángeles y los hombres (1 Cor 4:9). El Padre Pablo también decía: “El hombre de hoy ha escuchado todos los argumentos a favor de la religión, y ningún argumento le convence excepto uno solo: una vivencia del amor nacida de la santidad.”

El Estilo Apostólico

La Consagrada ha de predicar el Evangelio de un modo tal que, de contenido y estilo, tiende a la conversión de los oyentes para que estos, dejando el pecado, se entreguen al amor de Jesucristo. Nosotras predicamos a Cristo, y a Él crucificado y resucitado. Nuestra evangelización es explícita, cristocéntrica.  Esto, lejos de suprimir lo humano, nos compromete a ser muy humanos. Nos esforzamos por presentar el mensaje católico íntegro – con énfasis en todo aquello que ayude al ser humano a dejar el pecado y enamorarse de Jesucristo.

La Consagrada ha de denunciar el pecado y exhortar a las personas a abandonar los vicios, no de una manera enojona ni soberbia, sino siempre con entrañas de amor y caridad cual de madre que se le duele los pecados de sus hijos, como si estos yacieran en un hoyo profundo. Ella ha de esforzarse por sacarlos y librarlos y cuidarlos como una madre. Ha de hablar como quien se alegra de la conversión del pecador y de la gloria que le espera en el cielo. Por eso ha de pedir sin cansar que Dios, en Su bondad, infunda en ella aquella caridad que es el compendio de todas las virtudes.

A los Más Abandonados

Como su Padre espiritual San Alfonso la Consagrada anhela que Jesús sea amado por todos, pero tiene una predilección para darlo a conocer a los pobres y más abandonados. San Alfonso los descubrió entre los cabreros de Scala, Italia que ni sabían persignarse; nosotras los encontramos en los campos y pueblos de México y Centroamérica, en los barrios de Argentina y en los inmigrantes de los Estados Unidos entre muchos otros lugares. A estos pequeños de Yahvé, somos enviados a llevar la Buena Nueva que libera a las personas y transforma las sociedades.

La Santa Misión Católica

Predicamos Misiones Populares al estilo alfonsiano que duran entre una a dos semanas. La Santa Misión Católica es un tiempo de gracia sobre la comunidad parroquial, en donde ella vive su fe y experimenta la conversión. No es otra cosa que la predicación del Evangelio a los más pobres y abandonados, no sólo económica, sino también espiritualmente.

En la Santa Misión Católica se participan todos: laicos, misioneros y sacerdotes. Se sale en busca de aquellos más alejados, es decir, de los que por cualquier motivo se han alejado de la Iglesia. La Santa Misión es un trabajo hombro a hombro y por eso se requiere el compromiso de todos los apóstoles laicos de la parroquia.